Tradicionalmente en la escuela, aprender a leer y a escribir ha sido un proceso rígido y mecánico; sin embargo en mi práctica he aprendido que no tiene por qué ser así y me he dado a la tarea de capacitarme en cómo aprende el cerebro del niño, lo cual me ha llevado a desarrollar estrategias, materiales y adecuaciones para lograr los objetivos de aprendizaje con cada alumno. Hace unos meses estuve...
Tradicionalmente en la escuela, aprender a leer y a escribir ha sido un proceso rígido y mecánico; sin embargo en mi práctica he aprendido que no tiene por qué ser así y me he dado a la tarea de capacitarme en cómo aprende el cerebro del niño, lo cual me ha llevado a desarrollar estrategias, materiales y adecuaciones para lograr los objetivos de aprendizaje con cada alumno. Hace unos meses estuve trabajando con un grupo de alumnos de secundaria de primer año, en una escuela pública, en donde implementé el recurso didáctico del cuento para favorecer la comprensión lectora principalmente e incrementar su bagaje léxico; lo cual impactó también en su escritura, lo anterior con el fin de optimizar el rendimiento académico de los menores y minimizar las dificultades en el aprendizaje obteniendo resultados satisfactorios. En ese sentido la enseñanza del Español y los conocimientos del currículo pueden ser aprendidos por los alumnos de manera significativa a través de diferentes actividades lúdicas y con propósitos y objetivos específicos.
Leer, aprender y escribir no tiene por qué ser una experiencia desagradable, sino todo lo contrario.