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Pensamiento, lenguaje y escritura. Relación inalienable que nos humaniza.

Pensamiento, lenguaje y escritura. Relación inalienable que nos humaniza.

En la actualidad son evidentes las dificultades de los estudiantes universitarios en la producción escrita y redacción. No importa el grado de estudios lo mismo ocurre en licenciatura o en maestría. El alcance de la escritura académica, menospreciada en muchas ocasiones tanto por docentes como alumnos, estriba en su valor como la principal herramienta de producción intelectual: una redacción clara, ordenada y rica es evidencia concreta de la apropiación del conocimiento por parte de los estudiantes y de la génesis de una forma de pensamiento crítico y útil para los objetivos específicos del área de especialidad del alumno. Por ello es menester analizar los factores que en los últimos años han deteriorado el papel de la redacción eficiente y eficaz en el aula universitaria y por consiguiente en el escenario laboral, y de las razones que confirman la urgencia del retorno a la educación superior de la enseñanza de la gramática.

La naturaleza del lenguaje y la importancia de su conocimiento.

Primero es indispensable señalar que el lenguaje, y particularmente los efectos de su producción: el habla y la escritura, representan la materialización del pensamiento. Por desgracia la carencia de habilidades lingüísticas es el resultado de advertir la actividad comunicativa humana como un acto automático y desvinculado del pensamiento. Esta carencia de consciencia lingüística subyace a las excusas constantes de los estudiantes universitarios para evadir la revisión y ejecución de la gramática normativa y la redacción clara en sus trabajos escritos, solo limitando las correcciones a cuestiones ortográficas que si bien son importantes no es suficiente.

Asunciones erradas sobre de escritura, del individuo y el “sistema”.

Como resultado de esta apreciación errada del lenguaje, el futuro profesionista asume que la producción oral y escrita no son actividades propias del ejercicio de su ocupación, da por hecho que solo debe dominar los conceptos de su profesión, e insiste en la preconcepción sobre el papel secundario de las habilidades de escritura. Añade asimismo, a manera de excusa adicional, “Ya no es momento de aprender o mejorar contenidos que se estudiaron en la educación básica”. Desafortunadamente a este escenario desalentador se suma la mediatización de los medios de comunicación masiva y modelos económicos basados predominantemente en la inmediatez y el empleo de códigos tanto icónicos como emotivos. Circunstancias que ponen en desventaja la capacidad de analizar y entender naturalmente el lenguaje y limita el pensamiento analítico y deductivo.

El regreso obligado de la gramática a la educación superior.

A la luz de estos datos surge la obligación de combatir este fenómeno en el corto plazo, es necesario poner en practica mecanismos institucionales que les permitan a los estudiantes universitarios recuperar la consciencia lingüística, es ineludible regresar a la enseñanza de la gramática de la lengua materna en los niveles superiores; no de una gramática mecanizada, áspera o ajena a la cotidianeidad, del tipo que se enseñaba en el pasado, sino de una gramática funcional, interesante, amena y útil, con un sentido práctico. Con la ayuda de docentes íntegros el alumno habrá de recuperar el discernimiento del requisito de escribir sea cual sea la actividad: social, laboral, académica; pues el lenguaje y su representación gráfica, la escritura, son en esencia lo que nos hace humanos.

Luis R. Elias